Cuando se trata de cocinar pasta, hay una regla que no deberías romper y es que esta se cocine siempre “al dente”. Si nunca has oído hablar de este término, no te preocupes porque en este post te explico qué significa y cuáles son los beneficios de la pasta al dente. También te doy las pautas para cocinarla de esa manera.
Al dente es una frase italiana que se traduce literalmente como «hasta el diente». Es como una marca registrada italiana, que hace que la pasta sea no sólo más sabrosa, sino también más saludable. En la cocción de pasta, el término al dente se utiliza para referirse a la pasta «no blanda» o «todavía firme». Hay razones por las que la pasta al dente es buena para la salud.
Cocinar la pasta perfectamente al dente permite aprovechar todos los beneficios de la ya alta capacidad de la pasta para saciar, retrasar la sensación de hambre y proporcionar combustible para el organismo.
4 beneficios de cocinar la pasta al dente
A continuación detallo cuatro beneficios de cocinar la pasta al dente:
1. Ayuda a mantener bajo el nivel de azúcar en sangre
Mantener estable el nivel de azúcar en la sangre y evitar los picos de glucosa (que llevan a su vez a picos de insulina) es una una razón para que busquemos incluir en nuestras comidas alimentos densos en nutrientes. Un nivel inestable de glucosa en sangre puede llevar en el largo plazo a la resistencia a la insulina.
Especialmente los alimentos altos en carbohidratos refinados (elaborados con harina de trigo refinada o de arroz refinado) como el pan, la pasta o los productos de pastelería industrial, pueden provocar un aumento rápido del nivel de azúcar en sangre. Sin embargo, eso no significa que debas dejar de comer pasta. Para minimizar su efecto sobre el azúcar en sangre, lo mejor es asegurarte de cocinar la pasta al dente. La pasta demasiado cocida tiene un índice glucémico más alto que la pasta cocida al dente.
2. La pasta al dente es más fácil de digerir
La pasta está compuesta de almidón y gluten. Estos dos componentes reaccionan de manera diferente a nivel químico durante la cocción: el gluten absorbe los gránulos de almidón, mientras que el almidón absorbe agua y se hincha hasta dispersarse en el agua de cocción si se hierve durante el tiempo suficiente. Si cocinas la pasta durante demasiado tiempo, el almidón se liberará al agua de cocción, lo que resulta en una pérdida de nutrientes.
Si cocinas la pasta durante menos tiempo, los gránulos de almidón se hidratan, pero no tanto como para liberarse en el agua de cocción. En ese estado, el almidón también se puede digerir de forma gradual, lo que evita picos de azúcar en sangre.
La pasta cruda no es fácil de digerir porque las enzimas digestivas del cuerpo no pueden adherirse a ella. Por otro lado, la pasta demasiado cocida tiende a formar una masa pegajosa en el tracto digestivo, que bloquea la digestión. Eso significa que para que sea más fácil de digerir, la pasta no debe estar ni cruda ni demasiado cocida, sino servida al dente.
La absorción de agua por el almidón, explica por qué la pasta aumenta su volumen al cocinarla, hasta aproximadamente 1.7 veces su tamaño original.
3. La pasta al dente sabe mejor
La textura particular que tiene la pasta al dente complementa la salsa de manera única, proporcionando una mejor experiencia gastronómica, que influye en la percepción del sabor.
Ya sea que estés cocinando la pasta en casa o disfrutándola en tu restaurante italiano favorito, si pides la pasta cocinada al dente te hará sentir mejor y más feliz.
4. Produce sensación de saciedad por más tiempo
La pasta al dente tarda más en digerirse, lo que te da sensación de saciedad por más tiempo. Esto es fundamental si intentas controlar tu peso y no quieres comer en exceso. De esta manera podrás mantener tus porciones bajo control y no necesitarás comer tanto para sentirte satisfecho.
Por otro lado, debido a que está más dura, la pasta al dente exige un mayor proceso de masticación lo que toma más tiempo, con el beneficio adicional de que comemos menor cantidad. Como sabemos, cuando nos llenamos la señal de saciedad tarda unos 10 minutos en llegar del estómago al cerebro. Si comemos muy rápido, lo más probable es que hayamos comido más de la cuenta antes de que llegue la señal de saciedad al cerebro.
¿Cómo se prepara esta forma tradicional italiana?
Utiliza una olla de preferencia profunda y con forma cilíndrica, con tamaño de acuerdo con la cantidad que vayas a cocinar. Siempre considera que haya una cantidad generosa de agua.
Por cada medio kilo de pasta necesitarás unos cuatro litros de agua y dos cucharadas de sal. La sal se añade una vez que el agua empiece a hervir, justo antes de añadir la pasta. Una vez que el agua este hirviendo, agrega la pasta de una vez y revuelve con una cuchara de madera.
No agregues aceite al agua de cocción porque podría transferirse el sabor a la pasta. En todo caso, puedes añadir un chorrito de aceite de oliva justo después de escurrir la pasta para evitar que se pegue, sobre todo si es pasta fresca o rellena.
El tiempo de cocción de la pasta es un aspecto muy crítico. Si lo calculas mal, tendrás pasta demasiado cruda o demasiado cocida. Los tiempos de cocción varían según la calidad del trigo y suelen estar indicados en el paquete.
Para no cometer errores, prueba un trozo y verifica si está en el punto correcto de cocción. Otro consejo es que guardes siempre una taza de agua de cocción luego de escurrir la pasta, la que puedes utilizar para ayudar a que se integren bien la pasta y la salsa, mejorando la experiencia gastronómica.
Finalmente, procura llevar la pasta al plato lo más rápido posible. Mientras más tiempo se quede esperando a ser servida, seguirá cocinándose y tenderá a pegarse.
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