Los macarrones con queso (Macaroni and cheese) son un plato que lleva muchos años. Cuenta la historia que el presidente Thomas Jefferson los sirvió en 1802 en una cena de estado. Originalmente se preparaban en casa con ingredientes reales, pero con la gran difusión que alcanzó la comida procesada, se comenzó a popularizar la versión procesada, que no se parece nada a la versión original. Dado que no es nada saludable comerlos cuando provienen de una caja, en este post presento una versión de macarrones sin queso. Esta versión tiene un menor contenido de lácteos, que no son muy recomendables en grandes cantidades e incluye otros ingredientes que aportan más nutrientes.
Siendo muy populares entre los pequeños, los macarrones que compras en el supermercado no son nada saludables ya que sólo tienen sabor queso y además una cantidad importante de ingredientes artificiales. Sin embargo, como son fáciles de preparar y con buen sabor, no es de extrañar que se hayan vuelto tan populares entre los padres ocupados de hoy en día.
La receta que presento no pretende reemplazar a la versión original. Estos macarrones sin queso sí pretenden dar la opción de un plato atractivo para los niños y con un mejor valor nutricional, sin los inconvenientes de la comida procesada.
La pasta que utilices será decisión tuya, pero puedo sugerirte una pasta integral o también una pasta a base de menestras, con mejor valor nutricional.
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A continuación la receta de este plato, para que engrías a tus hijos con una comida saludable y con buen sabor.
Receta de macarrones sin queso
Receta para preparar una versión saludable de los tan socorridos macarrones con queso. Una versión hecha en casa de unos macarrones sin queso.
- 1 taza de calabaza cocida. Yo utilicé en este caso zapallo loche, que es típico de una zona de Perú y tiene un sabor intenso, pero puedes utilizar el que tengas disponible o sea de tu preferencia.
- ¼ taza de nueces de cashew. Anacardos o nueces de la India. Remojadas por al menos 4 horas.
- 1/2 taza de leche. O más, si fuera necesario. Si prefieres no usar lácteos puedes ponerle la leche vegetal de tu preferencia.
- ½ cucharadita de mostaza. La mostaza dijon puede dar un mejor resultado pero no es necesaria.
- ¼ de cebolla, picada en trozos gruesos.
- ½ cucharadita de ajo molido o medio diente de ajo.
- Sal y pimienta al gusto.
- 180 gramos de coditos cocidos.
- 1 cucharada de arvejas cocidas.
- Queso parmesano, de acuerdo con el gusto, para rociar encima. Si lo prefieres, en lugar del queso parmesano puedes ponerle a la mezcla ½ cucharadita de levadura nutricional. Le da un sabor a queso.
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Cocina la pasta de acuerdo con las instrucciones del envase. Reserva.
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Cuela las nueces y reserva el agua.
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En una sartén caliente coloca una cucharada de aceite para freír y enseguida añade la cebolla y el ajo, removiendo para evitar que se queme. En este caso es poca la cebolla y tenderá a quemarse rápidamente. Cuando la cebolla ya esté transparente apaga el fuego.
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Coloca en el envase de la licuadora la calabaza, las nueces, media taza de leche, la mostaza, el contenido de la sartén, añade algo de sal y pimienta y enciéndela. Deja que se procese hasta que obtengas una textura fina. Si necesita más líquido puedes agregarle más leche o el agua del remojo de las nueces, por cucharadas, hasta obtener la consistencia deseada.
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Prueba la sazón y rectifica en caso sea necesario.
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Mezcla en una olla o sartén la pasta con la salsa y enciende el fuego en potencia baja para darle la temperatura adecuada.
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Sirve en los platos y decora con algunas arvejas.
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