La inflamación en el organismo es algo cada vez más presente, como consecuencia de la dieta alta en comida procesada y proteínas animales, y baja en fibra. También contribuyen el tabaco y el alcohol en exceso, y la contaminación del ambiente. En el largo plazo puede generarse un proceso de inflamación crónica, que representa un terreno fértil para un conjunto de enfermedades crónicas. En este post explico qué es la inflamación aguda y la crónica.
¿Qué es la inflamación?
Inflamación no significa infección, no obstante que puede ser causada por una infección. Las infecciones son causadas por bacterias, virus u hongos mientras que la inflamación es la respuesta del cuerpo a ellas. Existen básicamente dos tipos: La “buena” que es la inflamación aguda y la mala, que se conoce como inflamación crónica.
Inflamación “buena” o aguda
La inflamación es una respuesta natural del sistema inmunológico diseñada para mantener el cuerpo sano. De hecho, necesitamos una inflamación aguda o de corta duración para sobrevivir, combatir los cuerpos extraños y sanar cualquier daño en el cuerpo. Los invasores extraños incluyen patógenos (microbios dañinos) como bacterias y virus; objetos físicos, como astillas; y compuestos, como productos químicos y toxinas. En conjunto, estos invasores extraños se denominan antígenos.
Cuando el sistema inmunológico detecta un antígeno, desencadena una respuesta inflamatoria, enviando glóbulos blancos al área atacada y secretando compuestos inflamatorios conocidos como citoquinas, con el fin de neutralizar y eliminar el antígeno o, en caso de una lesión, ayudar a la coagulación de la sangre y comenzar a reparar los daños en los tejidos. Los signos notables de esto incluyen hinchazón, dolor, enrojecimiento, fiebre o pus, que aumentan rápidamente pero desaparecen a medida que el ataque disminuye o se va reparando el daño. La clave para una inflamación “buena” es que sea aguda.
Una vez que desaparece la inflamación aguda, el sistema inmunológico puede tomar un “respiro” y descansar, lo cual es necesario para mantener la salud del sistema inmunológico. Este breve tiempo de inactividad es lo que permite que el sistema inmunológico se mantenga siempre alerta y conserve su eficacia.
Inflamación “mala” o crónica
La inflamación crónica ocurre cuando se desencadena una respuesta inflamatoria que no se resuelve ni desaparece en el corto plazo. Esa respuesta inflamatoria continua desgasta lentamente el sistema inmunológico. Ello lo vuelve menos eficaz para combatir los antígenos que encontramos a diario (como los patógenos que causan el resfriado común o la gripe).
También se puede desregular el sistema inmunológico o volverse hiperreactivo a factores ambientales y de estilo de vida. Estas son cosas como toxinas en los alimentos o el agua, alimentos con efecto inflamatorio, la falta de sueño adecuado, un estilo de vida sedentario y el estrés continuo o no controlado. Un sistema inmunológico en esas condiciones puede percibir esos estímulos como antígenos o irritantes lo que puede significar un agravamiento y intensificación de la respuesta inflamatoria existente.
Por qué se produce la inflamación crónica
A veces, la inflamación crónica ocurre cuando unas bacterias o virus se resisten a los ataques de anticuerpos y antibióticos. Sin embargo, la mayor parte de la inflamación crónica actual se debe a una combinación de exposiciones ambientales y factores del estilo de vida. Debido a que los estímulos son constantes aunque de baja intensidad, establecen un nivel bajo pero persistente de inflamación, en lo que se conoce como inflamación crónica.
Lo mencionado anteriormente no ocurre en forma aislada. El sistema inmunológico no está separado ni aislado del resto del cuerpo y está estrechamente conectado con el sistema nervioso y el sistema endocrino.
Cada uno de esos sistemas depende de sus interacciones con los otros dos para mantener la homeostasis del organismo. La inflamación crónica es un tipo de desregulación en el equilibrio de esos sistemas y a medida que se desarrolla, conduce a respuestas alteradas de los sistemas nervioso y endocrino y que luego comienza a crear una bola de nieve de efectos inflamatorios que causan daño a las células y los tejidos.
La desregulación inmunológica, junto con las toxinas ambientales y los irritantes del estilo de vida, promueven la expresión genética. Esto se refiere a la activación de ciertas variantes genéticas que también pueden causar daño celular y “activar” genes a los que una persona puede tener predisposición, como las enfermedades autoinmunes o el cáncer.
Algunas manifestaciones no son evidentes
Algunas manifestaciones de la inflamación crónica suelen ser evidentes como el exceso de grasa corporal, presión arterial alta, o triglicéridos y glucosa en sangre. Mientras que otras pueden no serlo, como células precancerosas y signos de autoinmunidad.
Si se mantiene la inflamación crónica las manifestaciones pueden empeorar hasta cumplir con los criterios de diagnóstico de afecciones como diabetes, enfermedad cardiovascular, disfunción tiroidea y suprarrenal, problemas reproductivos, deterioro de las articulaciones, cáncer y trastornos autoinmunes.
De hecho, la inflamación desempeña hoy en día un papel en el desarrollo o la progresión de las principales afecciones de salud que afectan a las sociedades occidentales, como la hipertensión, el colesterol elevado, la obesidad, la resistencia a la insulina, el cáncer o la depresión. Por esas razones la inflamación crónica es un factor de riesgo importante para las principales causas de muerte en el mundo.
Es difícil evitar la inflamación, sin embargo es bueno saber que es posible reducirla haciendo pequeños cambios en los rasgos del estilo de vida y nunca es demasiado tarde para empezar.
Ventajas de reducir la inflamación crónica:
Reducir la inflamación crónica ofrece distintas ventajas para la salud, como las siguientes:
- Una buena salud física y mental.
- Menor susceptibilidad a enfermedades cotidianas como resfriados e infecciones.
- Retarda el proceso de envejecimiento.
- Detiene la progresión de muchas enfermedades crónicas y alivia los síntomas.
- Menor riesgo de enfermedades crónicas.
- Menor riesgo de enfermedades autoinmunes.
- Previene daño adicional a células y tejidos.
- Favorece el equilibrio hormonal.
¿Cómo saber si tienes inflamación crónica?
A continuación enumero algunos de los signos y síntomas comunes en un proceso de inflamación crónica:
- Dolor muscular. Dolor o rigidez en las articulaciones.
- Fatiga crónica e insomnio. Problemas de memoria o dificultad para pensar.
- Fiebre sin causa aparente.
- Depresión, ansiedad.
- Complicaciones gastrointestinales como estreñimiento, diarrea y reflujo ácido. Úlceras de boca.
- Aumento o pérdida de peso.
- Erupción cutánea.
- Infecciones frecuentes.
Un aspecto importante es que la inflamación crónica con frecuencia no muestra síntomas.
La respuesta inflamatoria acelera el proceso de envejecimiento
La inflamación crónica y el estrés se asocian con una reducción de la elasticidad de la piel, un incremento en la formación de las arrugas y una percepción de mayor edad a partir de la apariencia física. Los rayos ultravioleta y los daños cutáneos acumulados del pasado contribuyen de manera importante al envejecimiento de la piel, pero los factores que contribuyen a la inflamación de bajo grado, como la dieta, el estrés y la salud intestinal, ahora se consideran contribuyentes clave a la velocidad a la que ocurren los signos visibles del envejecimiento. Esto significa que adoptar una dieta antiinflamatoria es bueno para el organismo tanto por dentro como por fuera.
Última actualización:
¿Quieres más contenido como este? ¡Suscríbete!
Suscríbete y podrás descargar gratis mi ebook sobre el caso de sanación de leucemia con métodos naturales de Glenn Sabin.
¡Perfecto! Para asegurar que tus datos están correctos, sigue el link del email enviado a tu bandeja de entrada.
Algo salió mal
Agregue un comentario