Al inicio de la pandemia del COVID-19 se sabía muy poco sobre el virus y cómo afectaba al organismo. Pronto se comenzó a entender que había unas personas que al contagiarse podían experimentar los mismos síntomas de un resfrío común, mientras que otras podían terminar en la sala de cuidados intensivos y posiblemente no recuperarse de la enfermedad. La explicación tenía que ver con el estado del sistema inmunológico de la persona y luego se comenzó a entender que entre las personas que hacían casos graves de COVID-19 o que morían a causa de la enfermedad había una alta proporción de casos de diabetes, asma o problemas cardiovasculares. Estas condiciones se conocen como enfermedades crónicas o enfermedades no transmisibles (ENT). ¿Cuál es la razón por la que esas condiciones implican un mayor riesgo? La respuesta es que afectan al sistema inmunológico. A continuación me refiero a las enfermedades crónicas y el sistema inmunológico.
Incidencia de las enfermedades crónicas
De acuerdo con la OMS las enfermedades crónicas o no transmisibles, matan a 41 millones de personas en el mundo cada año. Esa cifra representa el 71% del total de muertes. Según datos a junio del 2018.
Las enfermedades cardiovasculares constituyen la mayoría de las muertes por enfermedades crónicas (17,9 millones cada año). Les siguen el cáncer (9,0 millones), las enfermedades respiratorias (3,9 millones) y la diabetes (1,6 millones). Estos cuatro grupos de enfermedades son responsables de más del 80% de todas las muertes prematuras por enfermedades crónicas.
Todo caso de cáncer está asociado con un sistema inmunológico debilitado. Sin embargo, las otras enfermedades mencionadas también tienen un efecto que debilita el sistema inmunológico.
De acuerdo con la información presentada, existe mucha gente que tiene alguna de esas enfermedades y que podría tener su sistema inmunológico comprometido. La forma o intensidad con la que afecte cada condición puede variar, pero definitivamente tendrá un efecto sobre el sistema inmunológico.
El sistema inmunológico es una compleja red que defiende a nuestro organismo de infecciones. Si dicho sistema no está funcionando correctamente, nos puede poner más expuestos a contraer enfermedades y también a que cualquier enfermedad simple se pueda complicar.
Diabetes y el sistema inmunológico – Cómo afecta el azúcar elevada
La diabetes es una condición que se caracteriza porque se ve afectada la capacidad de nuestro organismo de responder a la hormona insulina. Esto resulta en niveles de azúcar en sangre muy elevados, a lo que se denomina hiperglucemia.
Una hiperglucemia crónica (que se mantiene en el tiempo), puede afectar al sistema inmunológico. De acuerdo con este estudio, los pacientes que sufren obesidad o diabetes tipo 2, mostraron alteraciones en la distribución de distintos elementos claves del sistema inmunológico. Esas alteraciones significan un funcionamiento no óptimo tanto del sistema inmunológico innato como el adaptativo.
Esas serían las razones por las que los diabéticos se ven expuestos con mayor frecuencia a infecciones. El azúcar alta también debilita el sistema natural de defensa antioxidante del cuerpo. Este sistema ayuda a combatir a los radicales libres, que contribuyen a la oxidación de las células.
Adicionalmente, las personas con diabetes mal controlada, suelen ver reducido el flujo de sangre, porque los niveles altos de azúcar incrementan su viscosidad. De esa manera será más difícil que llegue hasta los vasos sanguíneos más pequeños, como en los ojos, el corazón, los nervios, los pies, los brazos y los riñones. Sin un flujo normal de sangre, el cuerpo no tiene la misma capacidad de movilizar las defensas y los nutrientes esenciales requeridos para combatir las infecciones.
Enfermedad cardiovascular y el sistema inmunológico
La enfermedad cardiovascular describe a un grupo de condiciones que afectan al corazón tales como la enfermedad coronaria, cardiopatía congénita (problemas de nacimiento) y problemas que afectan al músculo, las válvulas o el ritmo del corazón.
En forma general, la enfermedad cardiovascular se refiere a las condiciones que surgen cuando los vasos sanguíneos se estrechan o bloquean por la acumulación de placa. Cuando eso pasa, la sangre no puede fluir libremente, haciendo que el corazón se esfuerce más. Cuando el corazón se esfuerza más, se incrementa el riesgo de ataques al corazón o de accidentes cerebro vasculares. Al igual que en el caso de la diabetes, esta reducción en el flujo de sangre afecta la función del sistema inmunológico.
Por otro lado, en las personas con enfermedad cardiovascular, el sistema inmunológico percibe las placas de las arterias, como un invasor foráneo. En consecuencia, el sistema inmunológico despliega sus fuerzas para eliminarlo provocando inflamación, que es su primera línea de defensa.
Como el estado de las arterias no mejora con el tiempo, el sistema inmunológico estará permanentemente promoviendo un estado de inflamación, luchando con el invasor. Ese estado se denomina inflamación crónica y mantiene distraído al sistema inmunológico, por lo que termina descuidando su labor en otros frentes, como pueden ser las infecciones.
La enfermedad cardiovascular también puede impactar la función pulmonar. Con las arterias obstruidas, el corazón no puede bombear en forma efectiva la sangre desde los pulmones al resto del cuerpo. Esta situación puede incrementar la presión en las venas pulmonares, haciendo más difícil respirar. La conexión descrita entre el corazón y los pulmones, y la fuerza resultante entre los dos, especialmente en enfermedad cardiovascular avanzada, incrementa el riesgo de desarrollar infecciones respiratorias.
Afecciones pulmonares y el sistema inmunológico
Las afecciones pulmonares como asma severa, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, fibrosis pulmonar y neumonía crónica, dificultan un flujo de aire normal a los pulmones. Como resultado, a la persona se le hará más difícil respirar. Estas condiciones están directamente relacionadas con el sistema inmunológico, porque las células de los pulmones en pacientes que las sufren, normalmente están inflamadas.
Esas células inflamadas generan un círculo vicioso en el sistema inmunológico. Constantemente se van sumando más células, lo que incrementa paulatinamente el nivel de inflamación. Esto puede llevar a un daño grave en los pulmones y a una dificultad para combatir las infecciones respiratorias.
Enfermedades crónicas y el sistema inmunológico – Resumen
En este post me he referido a la relación entre algunas enfermedades crónicas y el sistema inmunológico. Si tienes alguna de esas condiciones, la buena noticia es que todas pueden revertirse, a través de cambios en el estilo de vida y la alimentación. No obstante, eso sólo ocurrirá si los cambios son sostenidos en el largo plazo.
De todas formas si comienzas a hacer cambios, comenzarás a percibir los beneficios en muy poco tiempo. De esa manera estarás reduciendo no solo el riesgo de enfermar o morir a causa de alguna infección, sino también de morir en forma temprana, a consecuencia de una enfermedad crónica.
Referencias
- Obesidad y diabetes, relacionadas con un peor sistema inmunológico
- Informe sobre la situación mundial de las enfermedades no transmisibles
- Descubren cómo la diabetes «ciega» al sistema inmune
- The Role of Oxidative Stress and Antioxidants in Diabetic Complications
- The immune system in atherosclerosis
- Pulmonary heart disease: The heart-lung interaction and its impact on patient phenotypes
- Immune Dysfunction in Patients with Chronic Obstructive Pulmonary Disease
- Immune system dysregulation in chronic lung disease
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