Un post anterior hace la introducción sobre el estudio realizado por la Dra Kelly Turner, con personas que se han curado del cáncer sin intervención de la medicina tradicional. En dicho post se resumen los aspectos más importantes de su investigación y se listan las 9 claves de la curación natural del cáncer, con la idea de ir desarrollándolas en post sucesivos. En este post desarrollo la primera de ellas, que desde mi punto de vista es una de las más importantes y es la que se refiere a cambiar la alimentación para sanar del cáncer. A continuación la información.
Hipócrates tenía mucha razón sobre la importancia de la alimentación
Hipócrates, el médico griego que es considerado el padre de la medicina moderna, creía firmemente que los alimentos tienen el poder de ajustar, rebalancear y en definitiva curar el cuerpo.
La Dra. Turner encontró que la mayoría de las personas estudiadas decidieron cambiar la alimentación para sanar del cáncer. Los cambios iban más o menos alrededor de estos cuatro pilares:
- Reducir en forma significativa o eliminar el azúcar, la carne, los lácteos y los alimentos procesados.
- Incrementar en forma importante la ingesta de frutas y vegetales.
- Comer alimentos orgánicos.
- Beber agua filtrada.
Cambiar la alimentación para sanar del cáncer – 4 pilares
A continuación detallo cada uno de los cuatro pilares sobre la estrategia de cambiar la alimentación para sanar del cáncer:
1. Sin azúcar, sin carne, sin lácteos y sin alimentos refinados
Sin azúcar
Sobre el azúcar y su relación con el cáncer se ha hablado bastante, pero todavía no ha calado suficientemente el mensaje, especialmente entre la comunidad médica.
Es un hecho indiscutible que las células cancerosas consumen azúcar (glucosa) a una tasa mucho mayor que las células normales.
Una prueba irrefutable de ello es el principio de operación del PET scan (tomografía por emisión de positrones), que es una prueba utilizada para diagnosticar el cáncer.
La máquina detecta las zonas del cuerpo donde se metaboliza la glucosa en forma más rápida. En esos puntos “calientes” de glucosa, hay una alta probabilidad de que se esté dando un proceso canceroso.
No se ha encontrado todavía una relación clara entre el consumo de azúcar y el riesgo de cáncer. Lo que sí se sabe es que las células cancerosas consumen entre 10 y 50 veces más glucosa que las células normales.
Por lo tanto, tiene mucho sentido para un paciente de cáncer reducir o eliminar de su dieta el azúcar refinado, con el fin de evitar “alimentar” a las células cancerosas.
Sin lácteos
Existen dos razones por las que deberíamos reducir o eliminar los lácteos de la alimentación para sanar del cáncer:
Razón 1: La leche que bebemos proviene de las glándulas mamarias de un mamífero de otra especie
Y quizás seamos la única especie que lo hace. Por esta razón, su contenido de hormonas y proteínas es el que requiere un becerro y no un bebé humano.
Es un hecho conocido y demostrado que la principal proteína de la leche de vaca, llamada caseína, incentiva el crecimiento de las células cancerosas. De hecho, en investigaciones realizadas se encontró que es posible “encender” y “apagar” el cáncer en un animal de laboratorio, a través de incluir o excluir la caseína de su dieta.
Razón 2: La leche tiene un contenido importante de químicos tóxicos
La leche industrial convencional contiene químicos tóxicos como hormonas de crecimiento bovinas, antibióticos y pesticidas.
En distintos estudios, la hormona de crecimiento bovina ha sido relacionada con el cáncer. Adicionalmente, la leche industrial suele contener cantidades peligrosamente altas de grasas omega 6. Esto ocurre como consecuencia de que las vacas son alimentadas con granos, en lugar de su alimento natural que es el pasto.
El problema con las grasas omega 6 es que también han sido relacionadas consistentemente con el cáncer.
Sin carne
El argumento en contra del consumo de carne comienza típicamente con el hecho de que los humanos fuimos diseñados para una dieta que incluya solamente un 10% de carne, idealmente de origen salvaje, que es generalmente magra.
En contraposición, los impulsores de la dieta paleo o del hombre de las cavernas, afirman que su dieta contenía entre un 20 y 40 por ciento de carne.
Es imposible saber a ciencia cierta lo que comían los humanos hace miles de años. El hecho es que ya está comprobado con estudios científicos serios, realizados a gran escala, que existe relación entre el consumo de proteínas animales y el cáncer.
Hoy en día la dieta occidental típica incluye un porcentaje de carne mayor al 15%, dependiendo de las costumbres. Al mismo tiempo la dieta incluye una muy baja cantidad de fibra.
Un estudio ha encontrado que solamente con ingerir dos raciones de carne al día, se cuadruplica el riesgo de recurrencia en el cáncer de mama.
En adición a estos hechos alarmantes, las industrias de crianza de animales con enfoque comercial, tienen los mismos inconvenientes de la industria láctea. También incluyen aditivos, como hormonas de crecimiento artificiales, antibióticos, pesticidas y grasas omega 3 (por la alimentación a base de granos).
Sin alimentos procesados
Un producto como el pan blanco, está hecho con harina de trigo elaborada con granos refinados. A través del proceso de refinación se extraen de los granos de trigo la cáscara y el germen, que son las partes con más nutrientes, dejando un producto con alto contenido de carbohidratos.
El resultado es un pan que tiene un índice glucémico muy alto. Esto significa que al digerirse es convertido muy rápido en glucosa, la que como hemos visto antes, les gusta mucho a las células cancerosas.
Lo que es peor, al comer productos con un alto índice glucémico, también se generan picos de insulina en la sangre, lo que es una condición ligada fuertemente al desarrollo del cáncer.
Algo importante de mencionar, es que una dieta con una alta proporción de granos integrales ha sido consistentemente relacionada con bajas tasas de cáncer. Son ejemplos de granos integrales el arroz, trigo, avena o cebada integrales o la quinua.
Por otro lado, los alimentos procesados vienen cargados de ingredientes artificiales que no pueden tener ningún efecto positivo en el organismo, como los conservantes, colorantes y otros aditivos para lograr las propiedades físicas específicas requeridas para los productos.
2. Incorporar más frutas y vegetales en la alimentación para sanar del cáncer
Estos grupos de alimentos proveen al cuerpo humano de todo lo que necesita: vitaminas, minerales, carbohidratos, fibra, glucosa, proteínas e incluso grasas saludables.
Con relación al cáncer, muchos estudios han demostrado que comer vegetales y frutas ayuda a prevenir o reducir el riesgo de desarrollar cáncer. Adicionalmente, otros estudios han demostrado que los pacientes de cáncer que comen más vegetales y frutas, tienen una esperanza de vida mayor.
También hay estudios que muestran que algunas frutas y vegetales tienen un potente efecto anticáncer, como las crucíferas (repollo, brócoli, coliflor), los allium (cebollas, ajos, cebollines) y las bayas de color oscuro.
Las crucíferas contienen nutrientes que ayudan a bloquear el crecimiento de las células cancerosas, previenen el desarrollo de metástasis e incluso pueden provocar la muerte de células cancerosas. Otros vegetales y frutas tienen diferentes propiedades anticáncer.
Por ello, en el proceso de cambiar la alimentación para sanar del cáncer, deberíamos tratar de comer frutas y vegetales de todos los colores del arco iris, dado que cada color representa un nutriente diferente.
3. Incorporar alimentos orgánicos para sanar del cáncer
La mayoría de sobrevivientes entrevistados que decidieron cambiar la alimentación para sanar del cáncer, mencionaron la importancia de limpiar el cuerpo de todos los químicos y toxinas a los que nos vemos expuestos hoy en día.
Los científicos saben que hay varias razones por las que una célula saludable puede convertirse en cancerosa. Entre ellas se incluyen bacterias, virus, mutaciones genéticas y por supuesto, las toxinas.
También se sabe que ciertas toxinas como la nicotina, el asbesto y el formaldehído (o formol, utilizado como conservante en cosméticos y productos de higiene personal), definitivamente causan cáncer. Un aspecto importante es la exposición a los pesticidas a través de los alimentos, en especial los productos genéticamente modificados (GMO), que suelen ser resistentes a los pesticidas.
Les tomó a los científicos más de 50 años demostrar que la nicotina causa cáncer de pulmón y podría tomar el mismo tiempo o más para probar que los pesticidas y los GMO nos están enfermando.
En un estudio reciente se llegó a la alarmante conclusión de que ciertos tipos de cáncer de la niñez, están asociados con el hecho de que las madres estuvieron expuestas a insecticidas comunes de casa o de jardín, durante el período prenatal.
Otro estudio similar encontró en tejido extraído de pacientes de cáncer de mama, niveles significativamente altos de pesticidas, en comparación con el tejido de tumores benignos.
Una práctica útil con respecto a la alimentación es el ayuno, ya que puede ayudar a agilizar la desintoxicación por pesticidas, metales pesados y otras toxinas del cuerpo.
4. Beber agua filtrada
Una última recomendación sobre cambiar la alimentación para sanar del cáncer que se desprende la investigación, es el de reemplazar las gaseosas, los jugos o la leche, por 8 vasos de agua al día, tan limpia como sea posible.
El agua es una necesidad vital para la salud. Nuestro cuerpo está conformado en un 70% por agua y sin ella moriríamos en pocos días.
Muchos de los sanadores entrevistados en el estudio consideran al agua como un “potente sanador”, con el poder de expulsar las toxinas, virus y bacterias, y proveer a las células con la indispensable hidratación.
Cambiar la alimentación para sanar del cáncer – Conclusión
Cambiar la alimentación para sanar del cáncer puede ser algo muy difícil, más aún cuando se trata de cambios drásticos.
Si tienes la intención de hacerlo, lo más recomendable es que empieces por cambios pequeños e incrementales. Lo importante es avanzar en forma sostenida hacia el objetivo.
La Dra. Turner recuerda en su libro que Hipócrates creía que los alimentos saludables y el agua, deberían ser la primera medicina que se administre a un paciente. La cirugía o las drogas deberían ser utilizadas sólo como último recurso.
Dos mil años después, estamos en una situación en la que el orden se ha invertido y no le damos la suficiente importancia a la medicina poderosa que tomamos tres veces al día: Nuestra comida.
Fuente:
9 claves de la curación natural del cáncer y otras enfermedades, Dra. Kelly A. Turner
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