Los edulcorantes artificiales todavía son un tema controversial de salud pública y se siguen realizando investigaciones. Por un lado mucha gente se opone a su uso ante la posibilidad de que implique riesgos para la salud. Por otro lado, estos edulcorantes se están volviendo cada vez más populares, como una forma de ingerir menos calorías y así poder mantener el peso en un nivel saludable. En este post comparto 4 riesgos de los edulcorantes artificiales que deberíamos tener en cuenta.
A pesar de que esta categoría de productos ha sido y sigue siendo sujeto de investigaciones para definir si su consumo es seguro o en su defecto entender qué riesgos representan para la salud, al momento no se cuenta con conclusiones claras sobre el tema.
4 Riesgos de los edulcorantes artificiales
A continuación voy a tratar 4 riesgos de los edulcorantes artificiales e incluyo la información disponible que pueda sustentar dicho riesgo:
1. Riesgos de los edulcorantes artificiales para desarrollar enfermedades crónicas (cáncer, diabetes, enfermedad cardiovascular o síndrome metabólico)
No se cuenta en la actualidad con evidencias suficientes para afirmar que los edulcorantes artificiales representan un factor de riesgo para el cáncer. No obstante, no se cuenta con investigaciones que demuestren que ese riesgo no existe y por lo tanto se recomienda tener precaución.
De acuerdo con los estudios disponibles, los edulcorantes artificiales no tienen un efecto significativo en el riesgo de enfermedad cardiovascular o síndrome metabólico. Sin embargo, en estudios de largo plazo, el consumo de edulcorantes artificiales se asoció con una mayor incidencia de diabetes tipo 2, síndrome metabólico y eventos cardiovasculares.
2. Riesgos de los edulcorantes artificiales en el desarrollo de la obesidad
De acuerdo con información reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la obesidad se ha casi triplicado en todo el mundo desde 1975. En 2016, el 39% de las personas adultas de 18 o más años tenían sobrepeso y el 13% eran obesas. Lo que es más alarmante, es que para ese mismo año 41 millones de niños menores de cinco años tenían sobrepeso o eran obesos.
Aparentemente el mundo entero descansa en los edulcorantes artificiales como la solución para controlar el incremento de peso o incluso para reducirlo. Sin embargo, a pesar del uso que se hace de los edulcorantes artificiales (4.43 kg per cápita en el 2018), lo anterior nos dice que algo está fallando. Como mínimo tenemos que reconocer que los edulcorantes artificiales no son la panacea para reducir el sobrepeso y obesidad en el mundo.
Por otro lado, no es posible echarle toda la culpa a los edulcorantes artificiales, ya que es muy común que las personas que los consumen tengan ciertos comportamientos que contribuyen al incremento de peso. También se da que algunas personas al consumir productos elaborados con esos edulcorantes, se sienten que pueden consumir una mayor cantidad de calorías provenientes de otras fuentes de alimentos.
Todavía no se tienen conclusiones definitivas sobre los riesgos de los edulcorantes artificiales
Como comento antes, se han realizado innumerables estudios con el fin de determinar su efecto en la salud. En el caso de la obesidad todavía no hay resultados concluyentes, pero si hay algunos estudios que nos dan una pista en ese sentido. A continuación voy a referirme a ellos:
Con relación al riesgo de los edulcorantes artificiales para la obesidad, el Diario de la Asociación Médica Canadiense elaboró un informe en el que se analizaron 37 estudios sobre edulcorantes artificiales con el fin de determinar si pueden ayudar en el manejo del peso. En los estudios analizados se hizo seguimiento a más de 400,000 personas por cerca de 10 años.
En el informe se concluye que no hay elementos para afirmar que los edulcorantes artificiales ayudan a las personas a perder peso. Por el contrario, los estudios que analizaron su consumo a lo largo del tiempo encontraron que las personas que los consumen en forma regular, a través de beber al día una o más bebidas endulzadas con esos edulcorantes, tenían un mayor riesgo de problemas de salud como ganancia de peso, obesidad, diabetes o enfermedad cardiovascular.
En el informe se indica que se necesitan más estudios para poder determinar los posibles riesgos de los edulcorantes artificiales en la salud.
En un estudio titulado “Asociación entre los edulcorantes artificiales y la obesidad” se llegó a la conclusión de que aunque los edulcorantes artificiales se desarrollaron como un sustituto del azúcar para ayudar a reducir la resistencia a la insulina y la obesidad, la información obtenida de estudios realizados en modelos con animales y humanos sugiere que los efectos de esos edulcorantes pueden contribuir al síndrome metabólico y a la epidemia de obesidad.
3. Riesgos de los edulcorantes artificiales sobre la salud de la microbiota
El efecto de los edulcorantes artificiales sobre la salud de la microbiota o flora intestinal es un tema que ha sido sujeto de múltiples estudios y hasta el momento no se tienen conclusiones definitivas . No obstante, no podemos afirmar que no tienen ningún efecto hasta que eso quede demostrado.
En un estudio que se hizo en Israel en un modelo con animales, se concluyó que la ingesta de edulcorantes artificiales podría llevar a la obesidad y las enfermedades relacionadas, como la diabetes. Aunque previamente ya se había encontrado ese tipo de relación, este estudio fue el primero en encontrar evidencia de que los edulcorantes artificiales pueden afectar a la población de los microorganismos que conforman la microbiota intestinal los que tienen un papel clave en el metabolismo, en la conversión de alimentos en energía o en el almacenamiento de combustible. Este resultado sugiere que esa conexión puede existir también en humanos.
En el experimento se alimentó a ratones de 10 semanas de edad con una dosis diaria de Aspartame, Sucralosa o Sacarina. A otro grupo de ratones se les dio agua mezclada con uno de dos azúcares naturales: glucosa y sacarosa. Luego de 11 semanas, los ratones que estaban recibiendo azúcar estaban en buen estado, mientras que los alimentados con edulcorantes artificiales tenían niveles de azúcar en sangre anormalmente altos, lo que es una indicación de que sus organismos estaban teniendo dificultad para absorber glucosa de la sangre.
Al parecer los edulcorantes alteran el mecanismo de comunicación entre los microorganismos, lo que a su vez altera el balance natural de los mismos, causando problemas en la digestión e incrementando el riesgo de obesidad, diabetes tipo 2 y otros problemas de salud.
4. Riesgos de los edulcorantes artificiales de engañar al organismo
Para comprender mejor este concepto es importante entender primero por qué es que las cosas dulces nos saben tan bien y nos producen satisfacción. El azúcar proporciona energía para nuestro organismo en la forma de calorías y con el tiempo tanto los humanos como otras criaturas hemos aprendido a asociar el sabor dulce con un placer.
Sin embargo, el cerebro reacciona en forma diferente al azúcar real que a los edulcorantes artificiales. Aunque muchas personas podrían no notar la diferencia entre el sabor del azúcar y el de un edulcorante artificial (a pesar de que en realidad son muy diferentes), nuestro cerebro y cuerpo sí pueden diferenciarlos y reaccionar en consecuencia, dado que dichas sustancias son diferentes unas de otras al nivel molecular.
El azúcar activa los sistemas de recompensa del cerebro
El cerebro tiene lo que se denominan sistemas de recompensa, que son una serie de conexiones que generan neurotransmisores como la dopamina y que nos hacen sentir bien. Eso explica por qué se siente tan bien comer cuando tenemos hambre o al comer un pastel en el postre. Consumir azúcar activa nuestros sistemas de recompensa, lo que explica desde una perspectiva neurológica por qué nos gusta tanto ese sabor. Los edulcorantes artificiales solo activan esos sistemas de recompensa de manera parcial dado que aportan el sabor dulce, lo cual nos gusta, pero no aportan las calorías que necesitamos para nuestras necesidades de energía.
Los edulcorantes artificiales son altamente concentrados, eso significa que para el mismo volumen pueden ser entre 200 y 13,000 veces más dulces que el azúcar, sin aportar calorías. Sin embargo, se sabe que el azúcar real produce una mayor activación en los sistemas de recompensa del cerebro que los edulcorantes artificiales y ese efecto es particularmente fuerte cuando las personas están con hambre.
Aunque nuestro organismo procesa de manera diferente el azúcar y los edulcorantes artificiales, el sabor dulce incrementa la tolerancia del cerebro y el deseo por cosas dulces. Eso significa que mientras más cosas dulces comamos, progresivamente tendremos que comer más cantidad para que el cerebro se entere que algo es dulce y que contiene las calorías necesarias para cubrir las necesidades de energía. Consumir antojos de alimentos altos en calorías porque el cerebro se ha vuelto tolerante al dulce es una combinación peligrosa que puede llevar a comer en exceso, lo que conducirá invariablemente a la ganancia de peso.
La estevia no tiene los riesgos de los edulcorantes artificiales
La estevia es un edulcorante natural, obtenido a partir de las hojas de una planta originaria de Paraguay y que crece en climas sub tropicales. Se consume el extracto de las hojas en polvo o líquido, o se puede endulzar directamente con las hojas. Yo la uso en esa forma.
Al ser natural, la estevia no tiene efectos negativos y lo único que yo recomendaría es que uses poco. De lo contrario, el nivel de dulce puede tener los mismos efectos que los edulcorantes artificiales, al engañar al organismo diciéndole que va a recibir azúcar, pero en realidad no.
Riesgos de los edulcorantes artificiales – Conclusión
En base a toda la información presentada anteriormente es posible llegar a algunas conclusiones. Lo principal que deberíamos tener claro es que los edulcorantes artificiales son extremadamente nuevos en la dieta de los humanos y tratándose de los alimentos industriales modernos, la hipótesis de trabajo debería ser siempre “son culpables hasta que se demuestre su inocencia”.
Más allá de algunos estudios satisfactorios sobre pérdida de peso, no podríamos aceptar que se ha demostrado con suficiente contundencia la inocuidad de los edulcorantes artificiales, como para recomendar su consumo masivo en forma segura. Especialmente sabiendo que existen los riesgos descritos anteriormente.
En definitiva, aunque los edulcorantes artificiales no sean tan dañinos como podría pensarse, cada vez se obtienen mayores evidencias que apuntan a una relación entre los edulcorantes artificiales y un mayor riesgo de:
- Intolerancia a la glucosa
- Ganancia de peso
- Diabetes tipo 2
La evidencia también sugiere que la enfermedad cardiovascular es un riesgo de los edulcorantes artificiales.
Referencias
- La OMS desaconseja el uso de edulcorantes para controlar el peso
- Artificial Sweeteners Are Linked to Weight Gain—Not Weight Loss
- Nonnutritive sweeteners and cardiometabolic health: a systematic review and meta-analysis of randomized controlled trials and prospective cohort studies
- The association between artificial sweeteners and obesity
- Not so sweet: Study shows artificial sweeteners’ health harms
- Inhibitory Effects of Artificial Sweeteners on Bacterial Quorum Sensing
- Effects of Sweeteners on the Gut Microbiota: A Review of Experimental Studies and Clinical Trials
- Artificial Sweeteners May Change Our Gut Bacteria in Dangerous Ways
- Trick or Treat? How Artificial Sweeteners Affect the Brain and Body
- The Unbiased Truth about Artificial Sweeteners
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Algo salió mal
Verónica says
Todo en exceso es malo y es por eso que si decidimos consumir algún edulcorante ya sea calórico o no calórico debemos acudir con un nutriólogo y el nos guiara de la mejor manera, igual, el proporcionara si uno es candidato o no a consumirlo. Debemos de recordar que cualquier edulcorante que este aprobada por la FDA ha pasado por muchos estudios y es por eso que pasa bastante tiempo de que se descubre el edulcorante hasta que se aprueba para el consumo, ya que tiene que pasar por modelos de estudio. No estoy recomendado si consumirlo o no solo quería compartir lo que yo he investigado 🙂
Héctor Talavera says
Gracias Verónica por compartir.