
El mes pasado, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), una rama de la Organización Mundial de la Salud, anunció que había designado al aspartame, edulcorante artificial utilizado en bebidas dietéticas de distinta naturaleza, como “ posiblemente cancerígeno para los humanos”. La amarga noticia fue recibida con rápidas críticas y desacuerdos por parte de la industria de los edulcorantes y la Administración de Alimentos y Medicinas de los Estados Unidos (FDA), la cual señaló que habían “identificado deficiencias significativas en los estudios en los que se basó la IARC”. ¿Quién tiene razón? ¿Deberíamos evitar el edulcorante omnipresente o descartar el anuncio de la IARC como una falsa alarma? En este post me ocupo de la posible relación entre el aspartame y cáncer.
¿Qué es el aspartame?
La Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA) aprobó el aspartame en 1981 para su uso bajo ciertas condiciones. Luego en 1983 fue aprobado para su uso en bebidas envasadas. Actualmente es utilizado en unos 6,000 alimentos y bebidas de consumo masivo y en más de 500 medicamentos tanto de venta con receta como de venta libre. Es posible encontrarlo en productos en los que menos nos imaginaríamos. Dado que no es estable a altas temperaturas, se utiliza típicamente en bebidas y alimentos cuyo procesamiento se realiza a bajas temperaturas.
El aspartame está formado por dos aminoácidos: L-fenilalanina y ácido L-aspártico. La digestión del aspartame libera los siguientes metabolitos: metanol (10%), ácido aspartárico (aminoácido) (40%) y fenilalanina (50%) que es un aminoácido esencial. Estos metabolitos son absorbidos en la mucosa intestinal. El metanol a su vez se convierte en formaldeido.
¿Qué significa el anuncio sobre aspartame y cáncer?
El anuncio de la IARC se ha extendido como reguero de pólvora, ya que la mera inclusión de “aspartame” y “carcinógeno” en la misma oración es suficiente para generar alarma entre los consumidores.
Como antecedente, cuando la IARC evalúa determinados compuestos químicos y otros elementos a los que nos podemos exponer que sean sospechosos de tener efectos cancerígenos, primero evalúa la solidez de la evidencia científica existente y luego clasifica el agente en cuestión en una escala de cuatro niveles. Los niveles son: 1) “carcinogénico para los humanos”, 2) “probablemente cancerígeno para los humanos”, 3) “posiblemente cancerígeno para los humanos” o 4) “no clasificable en cuanto a su carcinogenicidad”.
La IARC clasificó al aspartame como “posiblemente cancerígeno”, a lo que la industria de los edulcorantes y la Administración de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos han afirmado que la evidencia que sustenta esa acción es limitada. Al hacer el anuncio la IARC reconoció que a partir de la literatura existente no se ha podido establecer un vínculo causal entre el aspartame y el cáncer, pero que la evidencia es lo suficientemente plausible como para justificar una mayor investigación.
Controversia sobre el consumo de Aspartame
Más allá de si el consumo de aspartame implique un riesgo de cáncer o no, el consumo regular de edulcorantes artificiales sintéticos no está exento de riesgos para la salud.
Entre los efectos secundarios conocidos del aspartame se incluyen dolores de cabeza, migrañas, trastornos del estado de ánimo o mareos. Sin embargo esos no son todos los efectos negativos. El aspartame y los metabolitos que produce su digestión han sido evaluados por más de 30 años a través de diversos estudios y se sabe hoy en día que tiene distintos efectos negativos, siendo tal vez el que más preocupa su efecto carcinógeno.
4 referencias de estudios sobre los riesgos del consumo de Aspartame:
Existe mucha literatura disponible y estudios realizados sobre los efectos del aspartame. A continuación cito algunas referencias sobre investigaciones relevantes y sus conclusiones. Sin embargo, dichos resultados no han sido aceptados por completo por las autoridades de alimentación, principalmente la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria EFSA y la Autoridad de Alimentos y Medicinas de Estados Unidos (FDA).
Dichas organizaciones alegan principalmente que los estudios tienen ciertos defectos de diseño o que las dosis utilizadas en los estudios son mucho más altas que las que una persona consumiría en el día a día.
1. Efectos neuropsíquicos
En un estudio realizado en Argentina se encontró que cuando el aspartame es consumido en dosis elevadas produce efectos secundarios neuropsíquicos (dolor de cabeza, insomnio, irritabilidad, depresión, etc.) y puede provocar la inhibición del supresor del apetito, lo cual es paradójico, tratándose de un producto utilizado para apoyar el control del peso.
2. Alteración de valores del peso materno-fetal y de la placenta
En otro estudio realizado en Brasil se administró aspartame a un grupo de ratas preñadas y a otro grupo se les administró agua como control. Como resultado se encontró que el uso de aspartame durante la gestación puede alterar los valores del peso materno-fetal y el de la placenta, el largo del cordón umbilical y afectar también el hígado fetal.
3. Incidencia de distintos tipos de cáncer
El Centro de Investigación del Cáncer Cesare Maltoni de la Fundación Europea Ramazzini, llevó a cabo un ensayo en el que se administró aspartame a 1800 ratas, en distintas dosis diarias. El estudió analizó a los animales hasta su muerte y posteriormente se les practicó a todos a una necropsia completa. Como resultado se encontró que en el grupo sometido al aspartame se registró incidencia de distintos tipos de cáncer: tumores en distintas partes del cuerpo, linfomas y leucemias.
Todos los estudios realizados en el Instituto Ramazzini fueron evaluados por EFSA y por la FDA y desechados en primera instancia, argumentando numerosos errores metodológicos, manteniendo que el Aspartame es seguro para el consumo humano. Posteriormente, a insistencia de los científicos del Instituto Ramazzini estos fueron recibidos por parlamentarios europeos y consiguieron que la Comisión Europea solicite a la EFSA que comience un nuevo proceso de evaluación del aspartame. Los resultados y conclusiones de estas reevaluaciones se encuentran publicados desde diciembre del 2013 en el sitio Web de la EFSA
4. Recomendación para reevaluar las posiciones de las agencias reguladoras sobre el Aspartame
En las conclusiones de otro estudio realizado en el 2014 y publicado en el portal Pubmed, se refiere que a partir de las evidencias sobre los posibles efectos carcinogénicos del aspartame, se recomienda considerar como un asunto de urgencia para la salud pública la reevaluación de las posiciones de las agencias regulatorias a nivel internacional sobre su uso.
Aspartame y cáncer – Conclusión
Si bien las entidades reguladoras afirman que el aspartame es seguro de consumir, existen numerosos estudios que dicen lo contrario. Sin importar que dichos estudios gocen de rigurosidad científica o no, el hecho de que existan nos debería hacer reflexionar sobre su consumo.
Deberíamos pensar que si existe alguna sustancia que puede producir cáncer en animales, aunque fuera en dosis altas, lo más sensato por nuestra parte debería ser no consumirla. No existe ningún alimento natural que pueda producir un efecto de esa naturaleza.
Aún así, la carcinogenicidad es solo una de las muchas formas en que un compuesto o su exposición a el pueden afectar la salud en general. El hecho de que un edulcorante artificial no provoque cáncer no significa necesariamente que debamos usarlo en lugar del azúcar siempre que sea posible. Debemos tener mucha cautela cuando se trata de consumir productos que no tienen un origen natural, ya que como tales no sabemos cómo los va a procesar nuestro cuerpo o si van a producir algún efecto secundario, que podría ser a corto o largo plazo.
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